Cuando la Provenza se viste de lavanda

Cuando llega el verano a Francia, también llega el color a la Provenza. Al sur del país galo, a caballo entre España e Italia, esta región tiñe sus campos de lavanda e impregna su atmósfera interior de colonias naturales.

A mediados de junio el púrpura invade la Provenza, al sur de Francia

A mediados de junio el púrpura invade la Provenza, al sur de Francia

Un mar de colores

Entre llanos y abruptos, el púrpura suave alcanza Ardeche, Drôme, Vaucluse y los Alpes de Alta Provenza. Aunque los egipcios ya manipulaban la flor en la Antigüedad, los romanos introdujeron el cultivo en el Mediterráneo. Su presencia creció en paisajes medievales de Francia y actualmente prospera como agente medioambiental e imán turístico.

Nunca han quedado obsoletas sus legendarias propiedades medicinales y cosméticas, especialmente comercializadas como aceites, jabones y colonias. Recorrer las viñetas rurales de lavanda guía el camino hacia la Francia profunda y sencilla, la más natural y noble. Entre los destinos menos conocidos reposan las opciones más apropiadas. La lavanda traza senderos anónimos, postales por descubrir. Los habitantes del entorno son amables y generosos, el alojamiento es altamente relajante, la gastronomía sacia estómagos y exigencias, mientras que la vida en las pequeñas localidades reconforta de anécdotas y aventuras de realismo costumbrista. Es un viaje distinto.

El pueblo medieval de Gordes, un imprescindible de la ruta de la lavanda

El pueblo medieval de Gordes, un imprescindible de la ruta de la lavanda

Fulgor de junio

Según los cálculos y experiencias locales, las últimas semanas del mes de junio desparraman los campos con un color lavanda apoteósico. El fulgor suave aguanta hasta mediados de agosto, cuando prima ya el decaimiento estacional. Es recomendable sumergirse en el mar agreste de la Provenza, visitando mercados, alternando granjas y conversando con orgullosos productores sin descuidar a la vista la senda de lavanda.

El Mont Ventoux, puerto popularizado en el Tour de Francia, vislumbra el inicio de la ruta desde 1.912 metros de altura. Entre Sault, Aurel y Monieux discurre el lavanda en frío y altitud, adosado a la ladera natural. Desciende combatiendo la belleza de Saint-Saturnin-lès-Apt, Gordes, Roussillon o Joucas, ya próximo al Parque Natural de Luberon, núcleo verde del trazado. El paraje es tranquilo, bucólico y purificante.

La naturaleza francesa de color lavanda prosigue más hacia el Este, junto al Parque Natural de Verdon, el otro pulmón que sostiene la ruta. Antes de pisar el parque, una larga planicie (Valensole) ahoga cualquier deseo de campo. 800 kilómetros cuadrados de cereales y lavanda. Naturaleza humana, naturaleza salvaje. Aparece tras el inabarcable fondo Moustiers-Sainte-Marie, otro pequeño gran hallazgo entre la lavanda.

Campos de lavanda en la Provenza

Campos de lavanda en la Provenza

Rutas provenzales

El completo e irregular recorrido de lavanda que señala la Provenza puede destaparse en trayectos más uniformes y ajustados a los límites geográficos y administrativos de cada departamento. El más céntrico y genuino es Vaucluse, apoyado en el Luberon, aunque hacia el norte, entre Ardeche y Drôme, avanza una ruta de lujo natural. Desde Vercors hasta Luc-en-Diois el camino es placer salvaje y sorpresas rurales, un viaje con fin, música de los sesenta. Doscientos kilómetros de flores y ascensores verdes.

El Drôme Provenzal y el norte de Vaucluse se encuentran y forman una etapa montañosa muy apropiada para la fotografía y el senderismo. Más de cien kilómetros rocosos, con licencias púrpuras boscosas y paradas de confort mundano en La Motte-Chalancon, Rémuzat, Buis-les-Baronnies, Aurel, Sault y Monieux; el Mount Ventoux arriba, firme y vigilante.

Luberon encuadra otro contexto físico de lavanda a lo largo de doscientos kilómetros de viñas, campos de cereales, colinas y atractivos asentamientos medievales que parecen olvidados. Gordes y Joucas son dos ejemplos fetiches de la capacidad reivindicativa que ostenta la Provenza ante cualquier visitante. Hacia Lure, una distancia de unos cien kilómetros, el Parque Natural presenta otras vertientes por las que desviarse libremente.

La Provenza alcanza la parte sur de Los Alpes y transcurre hasta Verdon, que alberga la superficie de lavanda más grande de todo el Mediterráneo y dibuja uno de los escenarios más despampanantes de toda Francia.